martes, 16 de marzo de 2010

Anunciamos la participación del Lic Marcos Mudra en la Siguiente Nota

BELLEZA > Estres

Larga vida a la memoria

El estrés y las autoexigencias ponen a prueba la salud y afectan nuestro “disco duro”. Pautas contra la alta presión.

STRESS. Afecta nuestra capacidad de memoria.

Josefina Edelstein (Especial)

Las vacaciones parecen cosa de un pasado remoto... No sólo eso; mucha gente ya vive con agobio el presente y todo lo que le queda por delante en el año. Pero antes de aceptar la situación como algo natural y sin remedio, es posible replantearse las actividades, los tiempos y objetivos, incluyéndose a uno mismo como variable, para que las circunstancias no nos pasen por encima.

En general, la sensación de agobio es producto del estrés, que se percibe como cansancio, fatiga, agotamiento e incluso, por reacciones desmedidas de ira, miedo o rechazo. Cuando el estrés es crónico, las personas pierden en forma progresiva su capacidad de rendimiento y una de las alertas típicas es la falla de la memoria.

El trabajo y el estudio son dos ámbitos en los que las exigencias se ven claramente y, por lo tanto, es allí donde se ubican las causas del estrés, aunque son varios los factores que pueden estresar y en esto es determinante el nivel de autoexigencia y el significado que se les otorgue a hechos puntuales.

Así, “ciertas situaciones particulares no tendrán mayor relevancia para algunos y resultarán críticas para otros”, explica el psicólogo Marcos Mudra.

Por lo tanto, según señala el médico Pablo Cólica, hay que diferenciar el estrés como proceso normal del organismo que genera más energía “para afrontar diversas contingencias de la vida y que nos ayuda a sobrevivir y desarrollarnos”, del estrés reiterado o crónico que es el que perjudica la salud.

Qué te iba a decir...
El estrés prolongado libera sustancias que intoxican partes del cerebro. Una de ellas es el hipocampo, “que viene a ser el ‘disco duro’ de memoria”, ilustra Cólica. En estas circunstancias, se hace difícil estudiar, retener y atender.

“Otro sector afectado es la corteza prefrontal y, por ello, disminuye la capacidad de concentración, de focalización de la atención y se altera la memoria de corto plazo, llamada ‘memoria de trabajo’”, apunta el médico. En este caso, el olvido pasa por cosas recientes, como por ejemplo, no recordar números de teléfono, nombres, direcciones o dónde se dejaron las llaves.

Cómo detectar
“El estrés es una condición que, por lo general, se instala de manera progresiva, con lo cual las personas se habitúan a condiciones de vida cada vez más exigentes y estas condiciones se naturalizan”, sostiene Mudra.

Habitualmente se reconocen los síntomas de agotamiento cuando son lo suficientemente intensos como para llamar la atención.

“Una persona se da cuenta de que está estresada cuando, de manera recurrente, percibe que está agotada; que no le alcanzan las horas de descanso; se siente irritada; pierde el interés por vincularse con otras personas o por desarrollar actividades extralaborales; no consigue organizar sus actividades; su día necesita 24 horas más; no puede parar de pensar en su trabajo o sueña con él; las actividades cotidianas requieren cada vez más esfuerzo; se siente desmotivada, desinteresada, abúlica; que no puede concentrarse en una tarea por vez, etcétera”, describe Mudra. Pero hay pistas para prevenir el estrés y mantener en buen estado la memoria. El primero, es tratar de ser menos exigentes con nosotros mismos.

Alto rendimiento
Los autoexigentes son aquellos individuos que todo lo encaran con nivel de excelencia (aunque no siempre sean conscientes de esto); buscan la perfección y ser los mejores en su dominio.

Este nivel de demanda propia, también se manifiesta en personas que “hacen mil cosas a la vez o que necesitarían un día de 48 horas para atender todo lo que se proponen”, señala Mudra.

El problema es que, para mantener tan alto nivel de rendimiento, según apunta el psicólogo “es necesario dejar de lado las necesidades, intereses y emociones personales, ya que interferirían demorando, interrumpiendo u obstaculizando los objetivos”.

De esta manera, se inician ciclos de deterioro personal, psicológicos y fisiológicos, que llevan a desarrollar un trastorno por estrés.

“Una manera de revertir este proceso consiste en aprender a incluirse uno mismo como variable de las decisiones que va tomando y asumir un rol protagónico en la propia vida. Se trata, simplemente, de respetar las necesidades y emociones que se vivencian en el momento presente y ajustar las expectativas y exigencias del día a la situación en la que uno se encuentra”, concluye.

Los 5 consejos

¿Es posible esquivar el estrés y cuidar la memoria? El especialista Pablo Cólica, director médico de la Asociación de Medicina del Estrés de Córdoba, elaboró cinco consejos con las ideas que resumen un modo saludable cómo encarar la vida cotidiana.

1) Calidad de vida. No significa “tener más cosas”, sino disfrutar de las cosas simples de la vida. No dejarse ganar por el consumismo, individualismo y competitividad de la sociedad. Perdonarse las equivocaciones y perdonar las de otros.

2) Realizar actividad física e intelectual. Cuidar la nutrición y controlar los otros factores de riesgo (hipertensión arterial, aumento de peso, colesterol y dislipemias, diabetes, etcétera) que configuran el “síndrome metabólico” y van a deteriorar el sistema circulatorio y pueden llevar a trastornos cerebrovasculares. En la mayoría de los casos, es el estrés prolongado el que desencadena el síndrome metabólico.

3) Fijar prioridades. Ordenar y organizar las actividades, sin superposiciones y evitando las urgencias con una adecuada planificación. Priorizar y cuidar siempre las relaciones afectivas. El trabajo debe ocupar siempre un tercer lugar, luego del cuidado de uno mismo y de las relaciones con nuestros afectos y terceros.

4) Curiosidad y aprendizaje. El cerebro se mantiene activo cuando la persona sigue interesada en conocer cada vez más cosas, informarse y mantener la actitud de seguir aprendiendo.

5) Apoyo social. Participar de actividades solidarias, grupos de estudio, viajes con contenido cultural, cine debate y actividades similares. Establecer relaciones más profundas que las relaciones “líquidas” de la cultura light que hoy predominan en la sociedad.


Larga vida a la memoria
El estrés y las autoexigencias ponen a prueba la salud y afectan nuestro “disco duro”. Pautas contra la alta presión.
15.03.2010
Josefina Edelstein (Especial)

Las vacaciones parecen cosa de un pasado remoto... No sólo eso; mucha gente ya vive con agobio el presente y todo lo que le queda por delante en el año. Pero antes de aceptar la situación como algo natural y sin remedio, es posible replantearse las actividades, los tiempos y objetivos, incluyéndose a uno mismo como variable, para que las circunstancias no nos pasen por encima.
En general, la sensación de agobio es producto del estrés, que se percibe como cansancio, fatiga, agotamiento e incluso, por reacciones desmedidas de ira, miedo o rechazo. Cuando el estrés es crónico, las personas pierden en forma progresiva su capacidad de rendimiento y una de las alertas típicas es la falla de la memoria.
El trabajo y el estudio son dos ámbitos en los que las exigencias se ven claramente y, por lo tanto, es allí donde se ubican las causas del estrés, aunque son varios los factores que pueden estresar y en esto es determinante el nivel de autoexigencia y el significado que se les otorgue a hechos puntuales.
Así, “ciertas situaciones particulares no tendrán mayor relevancia para algunos y resultarán críticas para otros”, explica el psicólogo Marcos Mudra.
Por lo tanto, según señala el médico Pablo Cólica, hay que diferenciar el estrés como proceso normal del organismo que genera más energía “para afrontar diversas contingencias de la vida y que nos ayuda a sobrevivir y desarrollarnos”, del estrés reiterado o crónico que es el que perjudica la salud.
Qué te iba a decir...
El estrés prolongado libera sustancias que intoxican partes del cerebro. Una de ellas es el hipocampo, “que viene a ser el ‘disco duro’ de memoria”, ilustra Cólica. En estas circunstancias, se hace difícil estudiar, retener y atender.
“Otro sector afectado es la corteza prefrontal y, por ello, disminuye la capacidad de concentración, de focalización de la atención y se altera la memoria de corto plazo, llamada ‘memoria de trabajo’”, apunta el médico. En este caso, el olvido pasa por cosas recientes, como por ejemplo, no recordar números de teléfono, nombres, direcciones o dónde se dejaron las llaves.
Cómo detectar
“El estrés es una condición que, por lo general, se instala de manera progresiva, con lo cual las personas se habitúan a condiciones de vida cada vez más exigentes y estas condiciones se naturalizan”, sostiene Mudra.
Habitualmente se reconocen los síntomas de agotamiento cuando son lo suficientemente intensos como para llamar la atención.
“Una persona se da cuenta de que está estresada cuando, de manera recurrente, percibe que está agotada; que no le alcanzan las horas de descanso; se siente irritada; pierde el interés por vincularse con otras personas o por desarrollar actividades extralaborales; no consigue organizar sus actividades; su día necesita 24 horas más; no puede parar de pensar en su trabajo o sueña con él; las actividades cotidianas requieren cada vez más esfuerzo; se siente desmotivada, desinteresada, abúlica; que no puede concentrarse en una tarea por vez, etcétera”, describe Mudra. Pero hay pistas para prevenir el estrés y mantener en buen estado la memoria. El primero, es tratar de ser menos exigentes con nosotros mismos.
Alto rendimiento 
Los autoexigentes son aquellos individuos que todo lo encaran con nivel de excelencia (aunque no siempre sean conscientes de esto); buscan la perfección y ser los mejores en su dominio.
Este nivel de demanda propia, también se manifiesta en personas que “hacen mil cosas a la vez o que necesitarían un día de 48 horas para atender todo lo que se proponen”, señala Mudra.
El problema es que, para mantener tan alto nivel de rendimiento, según apunta el psicólogo “es necesario dejar de lado las necesidades, intereses y emociones personales, ya que interferirían demorando, interrumpiendo u obstaculizando los objetivos”.
De esta manera, se inician ciclos de deterioro personal, psicológicos y fisiológicos, que llevan a desarrollar un trastorno por estrés.
“Una manera de revertir este proceso consiste en aprender a incluirse uno mismo como variable de las decisiones que va tomando y asumir un rol protagónico en la propia vida. Se trata, simplemente, de respetar las necesidades y emociones que se vivencian en el momento presente y ajustar las expectativas y exigencias del día a la situación en la que uno se encuentra”, concluye.
Los 5 consejos

¿Es posible esquivar el estrés y cuidar la memoria? El especialista Pablo Cólica, director médico de la Asociación de Medicina del Estrés de Córdoba, elaboró cinco consejos con las ideas que resumen un modo saludable cómo encarar la vida cotidiana.
1) Calidad de vida. No significa “tener más cosas”, sino disfrutar de las cosas simples de la vida. No dejarse ganar por el consumismo, individualismo y competitividad de la sociedad. Perdonarse las equivocaciones y perdonar las de otros.
2) Realizar actividad física e intelectual. Cuidar la nutrición y controlar los otros factores de riesgo (hipertensión arterial, aumento de peso, colesterol y dislipemias, diabetes, etcétera) que configuran el “síndrome metabólico” y van a deteriorar el sistema circulatorio y pueden llevar a trastornos cerebrovasculares. En la mayoría de los casos, es el estrés prolongado el que desencadena el síndrome metabólico.
3) Fijar prioridades. Ordenar y organizar las actividades, sin superposiciones y evitando las urgencias con una adecuada planificación. Priorizar y cuidar siempre las relaciones afectivas. El trabajo debe ocupar siempre un tercer lugar, luego del cuidado de uno mismo y de las relaciones con nuestros afectos y terceros.
4) Curiosidad y aprendizaje. El cerebro se mantiene activo cuando la persona sigue interesada en conocer cada vez más cosas, informarse y mantener la actitud de seguir aprendiendo.
5) Apoyo social. Participar de actividades solidarias, grupos de estudio, viajes con contenido cultural, cine debate y actividades similares. Establecer relaciones más profundas que las relaciones “líquidas” de la cultura light que hoy predominan en la sociedad.

Fuente La voz del Interior
http://vos.lavoz.com.ar/?q=content/larga-vida-la-memoria-0

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